Al llegar a la edad adulta, y muchas veces incluso antes, olvidamos nuestro cuerpo y  la
potencia de este. También la palabra danza la sentimos lejana, como una cosa para
la cual no tenemos edad o que nos da vergüenza. Muchas veces no somos conscientes que la danza está  presente en nuestro día a día, aunque solo sea en pequeños gestos o incluso en el caminar por la calles.

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Con  este taller, queremos ofrecer a los integrantes herramientas que les permitan
moverse, expresarse, bailar y reflexionar en torno a sus cuerpos y a su movimiento de manera individual y en grupo. Con el objetivo de ampliar nuestras posibilidades de movimiento, desenrollar la imaginación y reconectar con el juego y la improvisación.